Esta tendencia decorativa viene del Nueva York de los años 50 y recoge el look que jóvenes artistas le dieron a fábricas y almacenes abandonados para dotarlos de una personalidad única.
La clave de este estilo está en los materiales (madera, metal envejecido u hormigón) y los elementos estructurales a la vista, como las vigas o las paredes de ladrillo.
El gran clásico: paredes a la vista
Una de las principales características y uno de los rasgos que más gustaban de aquellos lofts neoyorquinos de entre los años 50 y 80 eran las paredes de ladrillos a la vista, vírgenes (o cualquier otro elemento como vigas, cableado o tuberías). Por ello, para que tu espacio de trabajo respire ese aire industrial apuesta por dejar ciertos elementos a la vista como, por ejemplo, en la recepción o las salas de ocio y relax. Si no es posible, puedes solventarlo con un papel pintado de pared que dé ese aspecto de ladrillo al desnudo.
Madera y metal: una combinación top
En cuanto a los materiales que se deben utilizar en las oficinas estilo industrial predominan la madera decapada , para darle un aire vintage, y el metal envejecido. Por ello, lo más común es que el mobiliario sea una combinación de estos dos materiales -por ejemplo, en sillas de metal tapizadas o mesas de madera con pequeños toques metálicos-.
El hormigón o el cemento, son otros de los materiales característicos de este estilo . Este tipo de acabados se complementa con grandes ventanales y elementos estructurales a la vista, como las vigas o las paredes de ladrillo.
Detalles industriales
Los pequeños detalles son esenciales para acabar de definir el estilo industrial,los que marcan la diferencia y, por eso, es importante que prestes especial atención a los pequeños accesorios decorativos.
Agrega lámparas de metal, cajas de madera, palés, taquillas metálicas y otros objetos totalmente vintage, como relojes de pared, teléfonos de baquelita o máquinas de escribir.
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